Todos tenemos claro que los beneficios de la lectura son incalculables y que estos dejarán huella de por vida. Sabemos que es una fuente de saber, sabemos que permite el desarrollo del sentido crítico, sabemos que permite imaginar, convertir las palabras en ideas…, sabemos que es bueno para nuestro cerebro, que agiliza nuestras habilidades cognitivas, entre ellas, la memoria, la capacidad para organizar ideas,  para conocer y relacionar conceptos, para mejorar la ortografía…y por si esto fuera poco, además, dicen algunos que, favorece las relaciones sociales, reduce nuestros niveles de estrés, activa nuestro sistema visual.
De igual forma que sabemos que la lectura es beneficiosa, conocemos a mucha gente a la que le apasiona y devora libros y libros de manera incansable, mientras para otros el acto de leer les supone un verdadero sacrificio y no les atrae en absoluto, y en este último grupo, encontramos a un alto porcentaje de niños en edad escolar, aversión que se hace más patente si el niño presenta alguna dificultad de aprendizaje que le impide alcanzar unos niveles de precisión, comprensión y velocidad lectora «aceptables» para su nivel y edad. Definitivamente y, a pesar de nuestras bienintencionadas recomendaciones «tienes que leer más para mejorar», «tienes que leer para tener menos faltas de ortografía»…., no somos capaces de «convencerles» y se «empeñan» en llevarnos la contraria (ironía) y optar por otras alternativas que ellos vinculan más con el ocio.
Es en este momento cuando nos asalta la pregunta del millón: ¿por qué a los niños no les gusta leer?, o dicho de otra manera ¿qué errores cometemos para que los alumnos desarrollen, en algunos casos, tal grado de aversión?. Podemos analizar varios:
  • Los objetivos
En muchas ocasiones, en la práctica diaria, pensamos que aprender a leer supone demostrar al maestro que se sabe decodificar palabras y descifrar frases en un libro, sin importar, si al niño le gusta o no leer ese libro o que se determinen unas exigencias adecuadas a sus necesidades o capacidades respecto al libro elegido. Lo que conduce, sin remedio, a una gran aversión en etapas más avanzadas del sistema educativo.
  • Lectura en voz alta
Que tire la primera piedra el que, cuando se pone a leer, lo haga en voz alta. Muchos de nosotros diríamos que es muy positivo que los niños lean en voz alta porque esto les ayuda a perfeccionar la dicción, la entonación, la coherencia al leer…, porque, mientras leen, se pueden escuchar y por tanto rectificar e ir incorporando la precisión deseada, pero ¿y si esperamos a usar este recurso de la lectura en voz alta a que el niño sea un lector consolidado y disfrute leyendo? o dicho de otra forma ¿porque no dejamos esta exigencia para cuando estén preparados para hacerlo delante de todos sus compañeros?. De esta manera el resultado será siempre óptimo, e incluso, los alumnos podrán comprobar, por si mismos, lo importante que es leer bien, ya que podrán apreciar que el resto está atento a su lectura, hecho motivador donde los haya.
  • Adquiere los libros de El Verbo Editores y cámbiales el hábito
Leer desde pequeños estimula la creatividad, y ayuda a futuro en la preparatoria y la universidad. Cómo padres, queremos lo mejor para nuestros hijos, y leer en familia es una semillita que crecerá año a año, siendo muy beneficioso para tus hijos. Nuestros libros están desarrollados de acuerdo con las más recientes innovaciones educativas y privilegian el impacto de la propuesta visual, de este modo, podrás compartir el hábito de la lectura con tus hijos, inculcándoles valores y buenas costumbres que perdurarán para toda la vida.

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